> Descargar versión castellano
> Download english version
El Grupo Español del International Institute for Conservation, GE-IIC es una asociación internacional sin ánimo de lucro declarada de interés público y a la que se concedió el Premio Nacional de Restauración en 2011 como exponente de la participación de la sociedad civil en la conservación, investigación, formación y difusión del patrimonio cultural. Con motivo del VI Congreso, celebrado en Vitoria en septiembre de 2018, bajo la presidencia de Diana Pardo, Doctora en Bellas Artes y Conservadora-Restauradora de la Diputación Foral de Álava, se quiso poner énfasis en el apoyo a iniciativas propuestas por los grupos de trabajo. Así, Elena García Gayo, Conservadora-Restauradora, coordinadora de los grupos de trabajo y en concreto del grupo de arte urbano y público, activo desde 2015, llegó a un acuerdo con el artista Gonzalo Borondo para realizar un mural que incluyera la calidad efímera de los materiales.
Se eligió a Borondo porque su implicación con el contexto es siempre de vital importancia en sus obras, a las que dota de herramientas suficientes para que cada persona pueda sacar conclusiones personales. El respeto al enclave elegido en Vitoria ha sido una prioridad para el artista. El congreso facilitó la comunicación con los asistentes, que pudieron recibir explicaciones de primera mano.
Después de mejorar las condiciones del muro cedido por los vecinos, con la asistencia técnica de Verónica Werckmeister, responsable de Itinerario Muralístico Vitoria-Gasteiz, la ejecución de Gonzalo Borondo se completó con un interesante reto: la obra finalizada debería tener una capa de pintura efímera que hiciera del mural una obra cambiante a la que poder hacer un seguimiento de su evolución. El mural se ejecutó en una primera fase con pigmentos al sol-silicato de la marca KEIM, empresa que subvencionó los materiales de esta experiencia compartida y experimental.
Una vez finalizado el Congreso quedó pendiente la segunda parte y todos los implicados han vuelto a coincidir durante los días 3 y 4 de julio para finalizar el mural. La empresa de grúas IBISATE facilitó los medios y Gonzalo Borondo, con las conservadoras-restauradoras Elena García Gayo, Sandra Gracia y Janire Múgica, estudiante de grado en Conservación-Restauración, se dieron cita en la calle Cuchillería de Vitoria-Gasteiz.
En esta última intervención la obra ha destacado aún más las siluetas, cuyos modelos fueron los vecinos de la zona que posaron en su momento cubiertos de paños y tumbados en el suelo formando un círculo. Esta fue la primera imagen fotográfica material captada a partir de la idea del artista y ha sido la referencia durante toda la ejecución. Es una obra para los vecinos, que son los que podrán seguir su evolución, pero también para el artista y las restauradoras, que han dejado varios testigos de materiales diversos a los que hacer un seguimiento de su proceso de degradación y que se podrán usar en proyectos posteriores según su respuesta.
Todos los materiales utilizados son reversibles, muy fáciles de eliminar si no llegaran a perderse por la humedad y los cambios de temperatura. En este proceso hay un tanto por ciento que se deja al azar. Goya decía que el tiempo también pinta y a estas palabras se puede añadir que los cambios ambientales son los que proporcionan el medio, el aglutinante del tiempo. Son imprevistos. Es imposible saber cuándo y cuánto lloverá, si va a influir el viento o a qué velocidad van a actuar los rayos ultravioletas. Es una experiencia nueva para las restauradoras participantes, ya que se ha invertido el proceso; ahora, en vez de hacer que los materiales perduren, se trata de que desaparezcan. Las pruebas realizadas han desprendido resultados positivos en laboratorio y los materiales más resistentes, que no han sido utilizados en el mural, seguirán su evolución y deterioro. Algunos de los ensayos se encuentran en un muro del Servicio de Restauración de la Diputación Foral de Álava, lo que facilitará su seguimiento por Diana Pardo y Carlos Venegas, doctor en Bellas Artes y profesor de restauración en la Universidad del País Vasco.
La conservación de arte mural ejecutado en el espacio público ha de adaptarse en muchas ocasiones a la evolución de su propio deterioro, ya que forma parte del proceso creativo. Son los artistas, desde esa fase previa, frente a frente con los materiales y las técnicas, los que deciden el nivel efímero de sus propias obras y cuál es el punto de degradación en el que se deben conservar. En un segundo nivel, son los vecinos, el municipio y las instituciones, las que pueden plantear una conservación preventiva o, por el contrario, su abandono y repintado; dependiendo de la vinculación que las obras consigan con su entorno. Este juego artístico, efímero y multidisciplinar, es ya para sus componentes una propuesta que ha empezado a proporcionar datos de gran interés y sus conclusiones serán publicadas cuando los materiales arrojen resultados.