El pasado jueves, mientras el mundo giraba su mirada inquieta hacia el Louvre por el riesgo de inundación de sus obras situadas en el subsuelo, se ahogaba en silencio un pequeño museo situado en la ciudad de Montargis, en el departamento francés de Loiret, a un centenar de kilómetros al sur de París. Miles de obras del Museo Girodet han resultado gravemente dañadas por las aguas que invadieron los almacenes donde yacían las colecciones más relevantes de la institución.
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